—Princesa. ¿Está bien? —llamaron a la puerta.
La princesa sudaba y no sabía qué hacer. Decidió una cosa: «Mi vida está atascada por culpa de una mierda. ¡Oh, príncipe mío! ¿¡Dónde estás cuando tu princesa está en apuros!?». Al no haber escobilla, metió la mano.
Cuando abrieron la puerta, la princesa los recibió lanzando a sus caras trocitos de su maldición.
Escatología pura,...
ResponderEliminarUn abrazo!
me has hecho sonreir
ResponderEliminarun abrazo siempre